domingo, 21 de junio de 2009

Multitud

"Multitud" Ilustración de Ivo Makianich (Mi hijo), 2009

Safe Creative #0905013175441

Se balancea en el sillón de su escritorio con movimientos aleatorios, como si persiguiera el vuelo de una mosca, con la vista sumergiéndose en los diversos vericuetos del cielorraso o las paredes de su oficina, como si la idea jugara a las escondidas con él, y a él le gusta jugar.

En un estante de la biblioteca, algunos libros desordenados dibujan una figura con llenos y vacios producidos por alguna que otra estatuilla o vasija que ahora intenta garabatear en su block de notas, como si quisiera registrar el instante. Arroja el anotador sobre el escritorio y se vuelve a recostar en el sillón apoyando sus pies descalzos sobre la mesa, utilizándolos como una mira telescópica para revisar la habitación con más detenimiento. Descansa la vista en los colores de un cuadro colgado sobre la chimenea pero sin prestarle demasiada atención, pues lo conoce hasta el hartazgo. “Rolando Maure Publicidad”, escrito en letras de molde sobre un cristal, le recuerdan abruptamente que no está en su hora de descanso, y que necesita un concepto para antes que suene el teléfono… “-Suena el teléfono”. Se incorpora de un salto al mismo tiempo que toma el auricular.

-“Habla Marco…“ (Dice respondiendo al llamado) “ah, Rolando -¡Por supuesto que tengo algo! Aunque me gustaría contártelo cuando lo tenga un poco más pulido… Si, ehm… es sobre gente…” – le dice al teléfono mientras se acerca a la ventana a buscar algo que decir. –“Si (titubeando), trata acerca de mucha gente caminando en muchas direcciones, con distintas cosas en sus cabezas, compartiendo un mismo espacio…” (Se detiene y su rostro se ilumina como si al fin supiera exactamente que decirle a su jefe) – “No importa lo que ellos tienen en su mente…” (-dice con seguridad) “Bringspace.com lo contendrá”… Un largo y profundo silencio llega desde el teléfono apoderándose de la habitación, como el preámbulo de un terremoto hasta que sus rodillas empiezan a temblar. De pronto su rostro se relaja y una risita casi histérica se contiene hasta decir: -“Gracias Rolo”, pero aun tengo mucho por… (Al oír el tono cuelga el auricular) ¡Trabajar! –grita casi eufórico mientras se deja caer en su trono de triunfador, arremangándose y retomando su computadora con decisión pero sin apretar ninguna tecla. Repasa con la mirada todo el recorrido por la pared, el cielorraso, la biblioteca… (Intentando reconstruir su idea madre) hasta que llega al colorido cuadro y se bloquea nuevamente. Se recuesta en el sillón, se balancea y lentamente susurra… - “¡Que lo parió! “

Marco estuvo dormitando sentado más de una hora hasta que súbitamente se levanta y se dirige al ventanal, para ver la gente pasar unos pisos más abajo en la calle peatonal Florida. Un grupo de transeúntes se encuentra amontonado en torno a unos músicos callejeros y rápidamente, la estrechez de la calle motiva que la aglomeración creciera provocando el descontento de algunos que no pretenden quedarse a contemplar el espontaneo evento.

Entusiasmado busca el celular en su bolsillo y toma una serie de fotografías de la multitud, como si quisiera retener secuencialmente el momento hasta que por fin esta se disipa. De vuelta en su escritorio realiza las impresiones fotográficas, las que abanica sobre la mesa para analizarlas una por vez.

Se abre la puerta, y una hermosa joven se para en el umbral con los ojos cerrados y haciendo un ademán de tocar a la puerta en el aire: - “¿Marco, está visible?”

-“Hola Mara, siempre estoy visible para vos, aunque a veces es mi ropa la que no lo está”. -“Si, ya me advirtieron acerca de cuán poco pudorosos son los creativos en esta oficina”. (Contesta sarcásticamente)

-“Es que para ser creativo no hay como desnudarse de prejuicios…si querés podemos ponernos a crear algo juntos… Ponete cómoda… “(Replica Marco insistiendo en tutearla) -“No, gracias”, -dice Mara, pero esa no es la razón de mi visita. “Necesito que me haga una actualización de la cuenta Bringspace.com, si es que tiene algo armado”.

-“No, aun no”, (contesta seriamente) “aunque me podrías dar una ayudita, ya que estas aquí. Mira estas fotos y decime que ves”. Marco le entrega la fotos tamaño carta y se sienta reclinándose hacia atrás esperando su respuesta.

-“No sé, ¿hay alguien que debo reconocer entre esta gente?”

-“No se trata de eso, ¿no notás algo llamativo en la secuencia fotográfica? Las fotos fueron tomadas por espacios de un minuto aproximadamente”.

-“La Verdad, no veo nada irregular “(dice la joven convencida).

Marco se reacomoda en su sillón a la vez que toma las fotos de la mano de Mara, las observa por un momento y luego dice: “-Fijate que en todas las fotos, las personas están mirando en diferentes direcciones, porque venían caminando y la gran aglomeración de gente los detuvo…”

-“¿y?,”- dice Mara.

-“Al sacar las fotos distanciadas en el tiempo de una misma situación, se logra el efecto de confusión y paralización de diferentes poses en todas las fotos, pero con la característica de que en cada una de ellas se repiten las posiciones pero con diferentes personas…”

-“¡Ah!, ahora sí… Si no me explicas no pego un ojo en toda la noche” (Dice ella sarcásticamente).

Marco sonríe –“Te dije que aun no lo tengo pulido. ¿Qué tal si nos vemos la noche del sábado y te muestro los resultados?”

-“¡Eres incorregible!” (Exclama Mara tuteándolo mientras sale de la oficina negándose con un ademán)

Marco no se inmuta y continúa pensativo con los ojos puestos en las fotografías. Saca una grabadora de sonidos del cajón de su escritorio y comienza a dictar sus ideas. Mientras habla, se levanta del sillón y comienza a aflojarse la corbata y la camisa al mismo tiempo que se zambulle en el sofá que se encuentra cerca de la ventana para mirar la gente pasar y esperar la próxima aglomeración. No tarda en suceder y dicta: “Abril 22, hora 16:25”… “-La multitud se torna espesa y los cuerpos que se desplazan en diferentes direcciones empiezan a detenerse.” “Hombres y mujeres, en variados atuendos quedan atorados en una gran masa humana y muchos de ellos están enfrentados en un espacio reducido con una separación casi imperceptible.”

Marco hace un gesto de incrédulo asombro y continua narrando a su grabadora de mano: -“Algo extraño se percibe en esta situación, debido a que todas estas personas están invadiendo mutuamente su espacio personal, no obstante no acusan ningún tipo de expresión que denote incomodidad o molestia”.

-“A diferencia del caso de un ascensor…” (Continúa), “Muchos de ellos están enfrentados, lo que provocaría una actitud muy diferente a lo que puedo observar aquí.”

La gran masa humana comienza a desentramarse y cada transeúnte continúa su trayectoria hasta que la gran nube se disipa completamente y Marco deja de grabar. Luego se queda unos instantes pensativo hasta que se incorpora súbitamente, se calza, se acomoda la camisa, ajusta su corbata y se abalanza hacia la puerta, saliendo de la habitación a paso ligero por la oficina general. En su trayecto localiza a Mara que estaba parada conversando con un compañero de trabajo y sin detener su marcha, la toma de la mano y literalmente la arrastra tras sus pasos diciéndole: -“Vení, vamos a tomar un café… - ¡ah, y no es acoso… es trabajo! ” Mara con un gesto de estupor y una ligera sonrisa resignada, mira a su compañero mientras se aleja con Marco y le hace un ademan para saludarlo. Ya en marcha le insiste a Marco:”-¿trabajo?”

-“En realidad es un experimento, para el que necesito un testigo”, (le contesta mientras se para frente a la puerta del elevador casi vacío sin entrar). La puerta de otro coche se abre y puede verse que esta atestado de personas, posa su mano sobre la cintura de la joven y prácticamente la obliga a entrar delante de él, lo que ella hace encogiéndose de hombros, no solo como un gesto de asentimiento sino también como solicitando permiso para invadir el espacio personal del resto de los pasajeros en el ascensor.

Luego, y con mucha incomodidad ambos se posicionan mirando hacia la puerta como el resto de la gente que se hallaba en el interior. Ya en la planta baja, el reducido compartimiento estalla hacia la puerta al descomprimirse, y Marco toma de la mano a Mara con la clara intensión de impedir que la multitud los separe.

La entrada del edificio daba directamente a la peatonal Florida y al salir continuaron caminando hacia el embudo que se producía a mitad de la cuadra, donde se encontraban aquellos artistas callejeros, y ahora podía escucharse su música.

La pareja se detiene frente a ellos y Mara suelta la mano de Marco aunque se posiciona francamente a su lado. El flautista comienza a ejercer su encanto en el ambiente y rápidamente la gente proveniente de todas direcciones comenzó a agolparse, provocando un acercamiento poco usual, al punto que ya no quedaban intersticios entre las personas. La música los envolvió hasta que ya no se oía ningún otro sonido, y el golpeteo de los corazones comenzó a aunarse en un ritmo único y desquiciado como si proviniera de un solo organismo alienígena. El calor del mono cuerpo se empieza a sentir y pareciera que todo el grupo pierde el conocimiento, hasta que por fin, la maraña empieza a destramarse lentamente y los cuerpos comienzan a desvincularse del extraño organismo.

Marco, ya repuesto toma la mano de Mara pero una voz diferente a la de ella exclama:

“-Oiga… ¿Qué cree usted que está haciendo?”.

Al ver que la dama en cuestión no es Mara, Marco suelta su mano abruptamente, y casi sin disculparse, gira la cabeza buscando a su compañera con evidente preocupación pero no logra ubicarla. Busca infructuosamente en todas direcciones por lo que decide volver hacia la oficina. Al principio no repara en que la joven de su confusión vestía exactamente igual a Mara pero poco después se percata de ello, y voltea a mirarla, pero ya había desaparecido entre la multitud.

Ya en la puerta del edificio saluda al portero quién le devuelve el saludo, aunque no con mucha convicción. Le sucede lo mismo cuando intenta bromear con un colega que subía en el ascensor colmado al que esta vez decidió no abordar. Las puertas espejadas de éste se cierran y por fin descubre, en su reflejo… que él ya no es Marco.

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